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RAM: la amenaza invisible que crece sin hacer ruido.

Una pandemia silenciosa en curso

La resistencia a los antimicrobianos (RAM) es uno de los problemas sanitarios más urgentes del siglo XXI. Esta ocurre cuando bacterias, virus, hongos o parásitos desarrollan mecanismos para evadir el efecto de medicamentos diseñados para combatirlos, como los antibióticos. El resultado es alarmante: infecciones que antes eran tratables se vuelven peligrosas, incluso mortales.

Una crisis subestimada

Según la doctora Anahí Dreser Mansilla, investigadora en Ciencias Médicas del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), la farmacorresistencia no es un fenómeno nuevo, pero ha sido gravemente acelerado por el uso excesivo e indebido de antimicrobianos en humanos, animales y la agricultura. Este mal uso incluye la automedicación, pero también la sobreprescripción por parte de profesionales de la salud que, por precaución o presión, recetan antibíticos innecesarios para tratar enfermedades virales como la gripe, la influenza o el COVID-19.

«Muchos médicos, en el afán de proteger a su paciente, recetan innecesariamente antibóticos», afirma la investigadora.

El costo humano y económico de la resistencia

Un estudio publicado en The Lancet reveló que en 2019, la RAM estuvo asociada a cerca de cinco millones de muertes a nivel mundial. Durante la pandemia de COVID-19, la situación se agravó debido al uso indiscriminado de antibóticos, lo que elevó aún más los niveles de resistencia bacteriana.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que, de no tomar medidas urgentes, para el año 2050 la RAM podría causar más de 10 millones de muertes anuales. Por ello la ha catalogado como una «pandemia silenciosa» y la incluye entre las 10 amenazas más graves para la salud global.

El panorama en México

En México, el INSP ha liderado investigaciones sobre el uso de antimicrobianos en hospitales del país a través de programas PROA (Programas de Optimización de Uso de Antimicrobianos), trabajando con más de 50 hospitales para analizar y mejorar los hábitos de prescripción. Además, la Secretaría de Salud ha implementado capacitaciones y campañas para sensibilizar al personal médico y prevenir infecciones intrahospitalarias mediante higiene de manos y desinfección de superficies.

Soluciones urgentes y colectivas

La lucha contra la RAM requiere acción a todos los niveles: desde el autocuidado ciudadano (no automedicarse, completar tratamientos, seguir indicaciones médicas), hasta políticas públicas que garanticen la vigilancia, educación médica continua y regulación del mercado de antibíticos.

En colaboración con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el INSP está fortaleciendo la formación de profesionales de salud sobre el uso racional de antimicrobianos, con el objetivo de frenar esta crisis antes de que se convierta en una catástrofe sanitaria sin control.

Fuentes:

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